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La Revolución química - Instrumentos

 

Tras realizar la síntesis del agua, Lavoisier investigó el modo de realizar su síntesis y pudo encontrar nuevas pruebas a favor de sus ideas gracias a su colaboración con Jean Baptiste Meusnier (1754-1793), un ingeniero militar que estudiaba en esos años la producción a gran escala de aire inflamable para la construcción de globos aerostáticos. Ambos realizaron un diseño experimental para obtener hidrógeno mediante un cañón de fusil de hierro calentado al rojo en un horno que, como puede verse en la figura adjunta, permitía descomponer el agua y obtener grandes cantidades de aire inflamable. Con la ayuda del constructor de instrumentos Pierre Mégnié (1751 - 1807), Meusnier diseñó otro instrumento fundamental para las posteriores investigaciones de Lavoisier, el gasómetro (v.), que, como su nombre indica, estaba concebido para medir las cantidades de gases que intervenían en experiencias como la síntesis del agua. Se trataba de un problema complicado, que resultaba importante dentro de los balances de masas que Lavoisier realizaba. Mégnié también fabricó para Lavoisier nuevas balanzas de gran precisión que le permitieron obtener resultados más exactos con pequeñas cantidades de sustancias. Con la ayuda de estos instrumentos, algunos de los cuales todavía se conservan, y sus nuevos colaboradores, Lavoisier pudo realizar nuevas experiencias y dar por cerrado su razonamiento sobre la composición del agua y renombrar al "aire inflamable" con el nuevo término "hidrógeno", cuyas raíces griegas significan productor de agua. La figura adjunta representa el aparato diseñado por Lavoisier con Meusnier para producir la descomposición del agua: "Tomamos un cañón de fusil al que habíamos quitado la culata, es decir, que estaba abierto por los dos extremos. Como estaba destinado a soportar grandes cantidades de calor, para evitar la calcinación exterior, lo recubrimos, por toda la zona central exterior, con dos capas de hilo de hierro enrolladas en forma de espiral, y aplicamos sobre ella una capa de una cola hecha de tierra grasa, arena y polvo de carbón. Hicimos pasar este cañón a través de un horno inclinándolo algunos grados respecto al horizonte, con el fin de dar al agua una pendiente suficiente como para hacerla correr. Un embudo de hierro, con una punta provista de un grifo, se ajustaba y se adhería solidamente al extremo más elevado del cañón, mientras que el extremo inferior comunicaba con un serpentín de estaño. Finalmente, bajo el serpentín se había sellado un frasco tubular, destinado a recibir el licor que pudiera gotear y, al mismo tiempo, por medio de un tubo adaptado y sellado al frasco, transmitir los productos aeriformes a la cuba pneumático-química. Todos estos detalles son visibles en la lámina adjunta a la memoria que ofrecemos conjuntamente, M. Meusnier y yo" El grabado representa el diseño experimental ideado para generar aire inflamable por Megnié y Lavoisier en 1784.

Imágenes:

Mas información: Jose.R.Bertomeu@uv.es, belmar@ua.es